Durante el aniversario de la Bolsa de Comercio, Javier Milei lanzó una advertencia directa al Congreso: vetará las leyes aprobadas por el Senado, incluyendo el aumento a jubilaciones, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad. El presidente declaró que, si el Congreso rechaza el veto, recurrirá al Poder Judicial para frenarlas.
Las medidas aprobadas cuentan con fuerte respaldo opositor y reflejan demandas sociales urgentes. Milei, sin embargo, calificó la sesión como “un acto desesperado de la casta” y reiteró que no cederá en su plan de ajuste fiscal. En su discurso también arremetió contra su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien acusó de “traición” por no frenar la votación desde su rol institucional.
Desde el oficialismo se sostiene que la judicialización de leyes votadas por ambas cámaras es una herramienta válida, aunque diversos constitucionalistas lo refutan. Andrés Gil Domínguez, por ejemplo, advirtió que no hay base legal para esa maniobra: “Sería absurdo que el Estado demande al Estado”.
Con esta jugada, Milei se atrinchera en su narrativa de batalla contra el “populismo legislativo” y tensiona al máximo la relación con el Congreso, la oposición y su propia vicepresidencia.