Las pintadas no dejaron lugar a dudas: “No jodan con Cristina”, “CFK” y “JP” fueron algunas de las consignas que aparecieron en las fachadas radicales. En algunos casos, los ataques incluyeron rotura de vidrios y daños materiales. La Junta Central de calle 48, la Sección Segunda en calle 4, la Tercera en calle 7, la Quinta en 25 y 60, y la Octava en 47 entre 22 y 23 fueron los blancos en La Plata.

Desde la UCR local, el repudio fue inmediato. “No se trata de hechos aislados: estamos ante un ataque sistemático, coordinado y profundamente antidemocrático”, advirtió el comunicado firmado por el presidente del Comité platense, Pablo Nicoletti. En redes sociales, el mensaje fue claro: “¡Basta de violencia política!”.

El contexto no es menor. Los ataques se producen días después de que la Justicia ratificara la condena a Cristina Fernández de Kirchner, y en un clima social cada vez más cargado de intolerancia. Para el radicalismo, estas acciones no solo buscan intimidar, sino también instalar un mensaje simbólico: el kirchnerismo sigue marcando territorio, incluso a través del miedo.

En Mendoza, el Comité Departamental de Guaymallén y un espacio de Franja Morada en la Universidad Nacional de Cuyo también fueron vandalizados. En la Ciudad de Buenos Aires, el local de José Bonifacio 2945 sufrió destrozos similares.

La pregunta que queda flotando es si estos hechos son la expresión marginal de sectores radicalizados o parte de una estrategia más amplia de presión política. Mientras tanto, la UCR exige una investigación urgente y llama a todas las fuerzas políticas a “retomar el camino del diálogo y cuidar la paz democrática”.