Durante una entrevista reciente, el líder de La Cámpora no descartó asumir ese rol: “Cuando uno tiene conducción, como es mi caso, está siempre preparado para asumir los roles que haya”, afirmó, dejando entrever que podría ocupar el lugar que originalmente estaba reservado para su madre.
La Tercera Sección, que incluye distritos clave como La Matanza, Quilmes y Avellaneda, representa un bastión histórico del peronismo. Pero también es un territorio donde las tensiones internas entre el kirchnerismo, el kicillofismo y otros sectores del PJ se han intensificado. La eventual candidatura de Máximo podría funcionar como un gesto de unidad o, por el contrario, profundizar las disputas por el armado de listas.
Desde La Plata, epicentro institucional de la provincia, la movida no pasa desapercibida. La Legislatura bonaerense podría convertirse en el nuevo escenario donde el apellido Kirchner vuelva a tener peso propio, esta vez desde una banca provincial. La pregunta que sobrevuela es si esta jugada responde a una estrategia de resistencia frente a la proscripción de Cristina, o si se trata de un intento por reposicionar a Máximo como figura central del peronismo post-cristinista.
En un contexto donde la política se juega tanto en la calle como en los tribunales, la eventual postulación del diputado nacional podría ser leída como una respuesta simbólica: si Cristina no puede competir, su hijo sí. Y lo haría desde el corazón del conurbano, donde la militancia aún conserva una mística que resiste al desgaste del tiempo y las causas judiciales.