29/10/2021  -  Opinión
Por Emiliano Balbín (*)
“El radicalismo está listo para aportar las soluciones que necesitan la Provincia y el País”
El acto de Ferro de conmemoración de un nuevo aniversario, el 38°, del triunfo de Raúl Alfonsín, que posibilitó asegurar para los tiempos la democracia que hoy tenemos, fue la demostración de que la UCR bonaerense retomó definitivamente su rumbo histórico, con nuevos desafíos por venir.

Como alguien dijo en los discursos, el presente del radicalismo de la Provincia no se dio por generación espontánea, sino que fue fruto de un largo camino, apoyado en dirigentes que supieron aguantar en los tiempos difíciles, sin abandonar el barco, y que pusieron un norte, sin plazos, pero con la convicción de que este momento iba a llegar.

Y llegó. Con la guía de dirigentes como el ex gobernador Daniel Salvador en la Provincia, o Ernesto Sanz en la Nación, que se atrevieron a dar el paso de ser partícipes de una construcción más grande que el propio partido, porque las urgencias del momento así lo requerían.

Raúl Alfonsín fue un hombre que revalorizó a los partidos políticos como herramienta de gestión y cambio social, pero sobre todas las cosas, fue un estadista que siempre puso por delante los intereses de la Nación por sobre los partidarios.

Con ese norte, los hombres y mujeres del radicalismo, en una convención histórica, como fue la de Gualeguaychú, dio el primer paso con la conformación de Cambiemos, que le permitió a los argentinos salir de un gobierno populista, corrupto, violento, y con inclinaciones claramente antidemocráticas.

Y permitió la creación de un espacio que le dio, y le sigue dando, esperanzas a los argentinos que sueñan con un país mejor, y que quieren hacerlo en libertad, en paz, y con la seguridad de que la justicia no va a ser una herramienta de presión para perseguir a los que piensan distinto.

Esta construcción no fue fácil, porque el papel histórico que le tocó al radicalismo no fue el de protagonista. Pero la templanza de dirigentes lúcidos, comprometidos, y sobre todas las cosas, con la mirada puesta más allá de una elección o un gobierno, permitió que el partido fuera retomando el músculo perdido luego de tantos años fuera del poder.

En ese momento decíamos que el radicalismo bonaerense tenía futuro, en sus intendentes y sobre todo, en sus militantes más jóvenes, como la Juventud Radical o la Franja Morada.

Bueno, hoy ese futuro es una realidad. Y por eso la UCR de la Provincia cuenta con un dirigente de la calidad de Maximiliano Abad, que vino a tomar la posta de ese camino iniciado en 2015, para renovar al radicalismo, con la misma energía, la misma bandera y el mismo compromiso que hace 38 años cuando recuperamos la democracia.

Como lo dijo Maxi, hoy el radicalismo está preparado para competir en 2023, con hombres y mujeres con la experiencia y fuerzas suficientes para transformar el país.

También un hombre como Facundo Manes, quien puso su cuerpo y su alma para dar el paso y comprometerse con estos tiempos. Y jugó todo su prestigio personal en una batalla que parecía una quimera cervantina, y que terminó demostrando que cuando las ideas y los mensajes son claros, la gente acompaña.

Y como dijo el propio Manes en Ferro, a los que preguntan si el radicalismo puede gobernar, que miren la Mendoza de Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez, que miren la Jujuy de Gerardo Morales o la Corrientes de Gustavo Valdez. Que miren también a cada uno de los 32 municipios de la Provincia, o todos los municipios gobernados por radicales a lo largo de todo el País.

Los radicales nacimos de una revolución, por la participación y la inclusión social. Con Raúl Alfonsín instalamos el paradigma de la democracia. Y ahora es hora de levantarnos y pelear por un nuevo paradigma, de la innovación, de la educación, de la inclusión, con las ideas de libertad e igualdad como norte.

(*) Emiliano Balbín, diputado del bloque Juntos, por la Sexta Sección Electoral.

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